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Barbara Cassin: el no ser del ser

 

El efecto sofístico. Autor: Barbara Cassin. Género: ensayo. Editorial: Fondo de Cultura Económica

RUBÉN H. RÍOS

Entre los libros filosóficos de impronta académica publicados en 2008, esta obra de la filóloga y filósofa francesa Barbara Cassin (1947), ocupa un puesto excepcional, pese a que se trata de una versión abreviada por la propia autora de edición original de 1995 para su publicación en español. Este estudio sobre la sofística, junto con Posiciones de la sofística (1986), completa el importante aporte de Cassin al conocimiento de la filosofía antigua y, en especial, al “giro lingüístico” que se realizó a partir de las ultimas tesis de Heidegger acerca del lenguaje y su influencia en los 60 (por ejemplo, en La voz y el fenómeno y De la gramatología de Derrida o la hermenéutica de Gadamer), el neonietzscheanismo francés de fines de los 60 y las filosofías angloamericanas que influyen en los 70 en Europa (los “juegos de lenguaje” de Wittgenstein, Quine, Davidson, Strawson, Austin, Serle, Peirce, etc.). El giro lingüístico (1967) de Rorty, entre Heidegger y las filosofías anglosajonas del lenguaje, la adopción de la pragmática anglosajona por Apel y Habermas a principios de los 70 y La condición posmoderna (1979) de Lyotard señalan algunos de los hitos de ese “giro”. En un artículo de 1987, Habermas afirmaba que el horizonte de la modernidad se desplazaba impulsado por cuatro rupturas: el pensamiento posmetafísico, el giro lingüístico, la razón situada y la inversión del primado de la teoría con respecto a la práctica.  

En tal contexto, El efecto sofístico restituye a la sofística griega como una pragmática presocrática del lenguaje que desbarata las categorías metafísicas y ontológicas fundadas por Parménides (y Platón) y ejecuta cierto tránsito, a través del uso de las artes o técnicas retóricas, desde la física a la política y desde la filosofía a la literatura. El punto de partida de Cassin es Sobre el no ser o de la naturaleza del sofista Gorgias, escrito unas décadas después del Poema parmenídeo, en el que la correspondencia entre ser, decir y pensar de la ontología se pone en cuestión o en “entredicho” desde una concepción performativa del discurso. Esto quiere decir que el “ser” – lo que “es” – no se devela en la palabra o el logos como algo anterior ya dado, sino, por el contrario, ha sido creado enteramente por efecto del lenguaje. En consecuencia, la filosofía desde Platón se ha esforzado por desprestigiar y expulsar a la sofistica del campo del pensamiento en tanto ésta, de un modo radical, hace de la ontología (del “ser”) un juego sofístico, un hecho de lenguaje, una performance discursiva. Quizá el momento culminante del escéptico Sobre el no ser, cuyas tesis “nihilistas” se extraen rigurosamente del rigor ontológico de Parménides, se alcanza cuando Gorgias afirma que si el no-ser “es” no-ser no menos que el ser, entonces el no-ser “es” no-ser así como el ser “es”, de modo las cosas “son” tanto como “no son”, por lo que conviene que si el no-ser “es”, el ser – su opuesto – no sea. Para Cassin, piezas sofísticas como esta, admiradas en la antigüedad, a las cuales propone denominar “logología” (el vocablo lo toma de Novalis), enseñan que existe la posibilidad de discursos compuestos de significantes sin sentido y con sentido pero sin referencia alguna.

El efecto sofístico, en esa medida, en la línea de la posmetafísica, establece los principios para una historia sofística de la filosofía en tanto eficacia logológica, hecho discursivo, “juego de lenguaje”, seducción, y ya no en cuanto a su relación con la verdad trascendente (eterna o en proceso) sino a su capacidad pragmática de “hacer cosas”, de provocar ciertos efectos por medio de mecanismos y procedimientos retóricos: un “efecto mundo”, como lo define Cassin. Y con relación a esto, otra vez quizá el paradigma es un texto de Gorgias, Encomio de Helena, donde la logología se pone al servicio de una tarea imposible o improbable, en colisión con los valores homéricos que dominaban el ethos griego. El elogio de Helena como emblema de la mujer que emprende Gorgias con éxito (tanto que llegará hasta la cultura moderna), en la lectura de Cassin, muestra que la sofística, más que un movimiento político de la democracia griega, fue una posición que perseguía la transformación de valores culturales. Con el Encomio de Helena, donde se lograría la eficacia sofística máxima (crear nuevos valores), Gorgias expondría la maquinación retórica de la logología contra lo ontología, el “no es” contra el “es”, el discurso que hace “ser” como un efecto del decir – “del más imperceptible de los cuerpos”, según dice Gorgias – contra el discurso que conmemora el ser y habla por él.

 

Publicado en el suplemento de cultura del diario Perfil el 25 de enero de 2009, con el título “Pragmática presocrática”.    

 




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