Cornelius Castoriadis en la encrucijada del capitalismo
- riosrubenh
- 26 jul 2019
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Figuras de lo pensable. Autor: Cornelius Castoriadis. Género: ensayo. Editorial: Frónesis-Cátedra. Trad. Vicente Gómez.
RUBÉN H. RÍOS
En un reciente artículo publicado en el diario La Nación, Mario Bunge intenta refutar a Thomas Kuhn demostrando lo que llama “su ingenuidad filosófica”. Esta consistiría en que Kuhn “cree” – a pesar de sostener el constructivismo – que existe un mundo autónomo de las construcciones (paradigmas) de la ciencia. Lo que demuestra, más bien, la “ingenuidad filosófica” de Bunge, que no puede concebir un mundo exterior a las representaciones científicas que no sea objetivo. Posiciones idealistas como ésta –a las que contribuye cierta vulgata científica– son las que imposibilitan la comprensión de pensadores como Cornelius Castoriadis.
Figuras de lo pensable es un libro de conferencias y artículos recopilados después de la muerte del filósofo (1997). Se basa en un par de índices encontrados entre los papeles de Castoriadis para el volumen VI de Las encrucijadas del laberinto. Los textos están fechados entre 1985 y 1997. En ellos se reiteran los núcleos duros que componen la problemática de la serie: la democracia, el carácter histórico de la filosofía y la ciencia, el tipo antropológico del proyecto de autonomía social e individual, la constitución imaginaria de la sociedad y el hombre, el psicoanálisis, el lenguaje, el capitalismo, el Caos abismal del fondo del mundo. Y quizá es por efecto de esa ontología desfondada, de ese ser abismado del mundo – que la muerte abre sin cesar – que Castoriadis entra rectamente en colisión con todo fundamentalismo en los ámbitos de la ciencia, la filosofía, la política o la religión. Estamos ante un pensamiento que hace de la interrogación ilimitada la vía regia para mantener el mundo en estado de contingencia.
Democracia, filosofía, proyecto de autonomía social e individual son para Castoriadis por completo interdependientes. Como tales – y quizá por accidente – emergen en los períodos “revolucionarios” de la antigüedad griega desde el siglo VIII al V a.C. y – luego de un prolongado eclipse – de nuevo en Europa Occidental desde el siglo XIII hasta la actualidad, con su momento de apogeo entre 1750 y 1950, pero nada (por el contrario) asegura que esta formación histórica no se precipite otra vez en la oscuridad. Definida básicamente por un ejercicio de cuestionamiento de los idola tribu (las instituciones y prácticas establecidas, las interpretaciones finales del mundo y las verdades reveladas), la existencia de esta tradición coincidiría con la existencia de la democracia y la filosofía en un sentido vital. Democracia que hoy se presenta a Castoriadis, sin embargo, como un apático “régimen de oligarquía liberal” donde impera el capitalismo más cerrado, trivial y feroz, sin otro imaginario social que el del consumo o el de las tecnociencias.
Esta antroposfera de shoppings y oligopolios, alta tecnología y burocracias políticas, conformismo generalizado y anonadamiento del acto creador, supone que nos hallamos al borde de abandonar el viejo proyecto de autonomía social e individual nacido en la polis griega y resurgido con la burguesía. La resignación del horizonte de autonomía (autós, nómos: darse a sí mismo las propias leyes) expresa a la vez un olvido mayor, con cuyos principios Castoriadis se topa en la tragedia griega y los politai, en Aristóteles, en Kant –como lo haría cierto Heidegger en 1928–, en Freud. Se trata de que el hombre es autocreación, un fragmento del “caos/ abismo/ sin fondo” que se constituye social y culturalmente desde la imaginación (para citarlo: “La historia de la humanidad es la historia del imaginario humano y sus obras”, en Imaginario e imaginación en la encrucijada). Nuestra época ultracapitalista señalaría una puesta en crisis del imaginario instituyente humano –social e individual– y, por esto mismo, el naufragio de la democracia y de la singularidad humana.
Figuras de lo pensable muestra el laboratorio del pensamiento de Castoriadis, los materiales básicos de esa mezcla de negatividad e imaginación –contra el fondo desfondado del mundo– que singulariza su apuesta filosófica y política. De la misma manera que el psicoanálisis tiene por objetivo la autonomía de los seres humanos, la política y la filosofía no tienen sino el mismo propósito. En eso –en recordar a los hombres una terrible sospecha: que son creadores de sí mismos– se resuelve la tarea de Castoriadis. Sin ninguna resolución posible.
Publicado en el suplemento Radar Libros del diario Página 12 el 23 de diciembre de 2001, con el título “La autonomía perdida”.

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