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Heidegger sobre Jünger

Acerca de Ernst Jünger. Autor: Martin Heidegger. Género: ensayo. Editorial: El Hilo de Ariadna-Biblioteca Internacional Martin Heidegger.

RUBÉN H. RÍOS

Editado por el profesor Peter Trawny y publicado en Fráncfort del Meno por Vittorio Klostermann en 2004, el tomo 90 de la obra completa de Martin Heidegger, que reproduce la edición argentina con traducción de Dina V. Picotti C., contiene notas y comentarios sobre la obra de Ernst Jünger, en forma preponderante sobre El Trabajador (1932), y también abundantes apuntes que realizó en los márgenes de su ejemplar de este libro, así como de Hojas y piedras (1934) y Sobre la línea (1950). La mayoría de estos textos, muchos de ellos fragmentarios y brevísimos, fueron escritos entre 1934 y 1940, a salvedad de uno titulado “Figura” de 1954. En ellos Heidegger emprende, en esos años de hegemonía y expansión del nacionalsocialismo, una dilucidación sobre el significado del pensamiento de Jünger respecto del “trabajador” y del “trabajo” como Herrschaft und Gestalt (“dominio y figura”) de dimensiones planetarias a la luz de la voluntad de poder de Nietzsche.

Esto es, la lectura heideggereana del planteo de Jünger entiende que éste eleva como “ultrahombre” a la humanidad industrial y, de ese modo, convierte al trabajo en una forma suprema de poder, en correspondencia con la nueva época de la modernidad iniciada con la “movilización total” de la primera guerra. El “trabajador” – un “tipo” de hombre deslindado del burgués –, en ese sentido, se configura como el mayor despliegue de la subjetividad moderna (con lo cual supera al sujeto hegeliano, el Espíritu) frente a la totalidad del ente, con fines de dominio y explotación a escala planetaria, por medio de dispositivos técnicos cada vez más perfeccionados. Representa, por lo tanto, a la voluntad de poder nietzscheana, a la voluntad de voluntad de ser más fuerte, que se metamorfosea en trabajo y se apodera de la técnica para reducir el mundo a puro correlato objetivo de su propia posición subjetiva.

Según Heidegger, el trabajador como Übermensch de la voluntad de poder actualiza y continúa en lo esencial la filosofía de Nietzsche, en tanto expresión de la emergencia de la modernidad en la historia del ser y, en esa medida, establece un platonismo invertido que concluye el ciclo de la metafísica. La inversión se muestra en la conformidad del trabajador como “figura” con el eidos (εἶδος) platónico – es decir, “aspecto”, “forma”, “figura”, “tipo”, “especie” –, pero surgida del contacto a través del trabajo con los elementos naturales: agua, tierra, aire, fuego. Estos, a su vez, también concebidos como eidos, aunque de manera “romántica”, como una sensibilidad irracional y, en consecuencia, caótica. La subjetividad titánica del trabajador y del trabajo, que se fundan sobre las posibilidades abiertas por la instrumentalidad técnica, pretende la dominación de ese caos e introduce, a tal fin, el sentido del ser como la propia voluntad de poder. En una palabra, la ultrahumanidad trabajadora y guerrera de Jünger se consuma al girar sobre sí misma en torno a la objetividad suma del planeta.

Cabe pensar que la interpretación de Heidegger de la metafísica nietzscheano-jüngeriana, de importancia en su pensamiento, se encuentra bajo la influencia determinante de la “movilización total” de los años 30 que conduce a la segunda guerra. Incluso la identidad que encuentra entre la Gestalt del trabajador y la concepción socialista del comunismo soviético. En tal caso, el efecto de verdad de la tesis heideggereana, que define la modernidad como voluntad de poder bajo aspecto del trabajo y la subjetividad incondicionada, se hallaría limitada por ese momento histórico. El mismo Heidegger se pregunta eso, ya que Jünger solo quiere describir un proceso de transición, una fase en la historia del ser destinada a desaparecer.

Publicado en el suplemento de cultura del diario Perfil el 17de marzo de 2019, con el título “Una fase en la historia del ser”.

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