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Control total y patafísica en William S. Burroughs

CONTROL TOTAL Y PATAFÍSICA EN WILLIAM S. BURROUGHS

RUBÉN H. RÍOS

A medio siglo de la publicación de Almuerzo desnudo (o Naked Lunch) de William S. Burroughs (1914-1997) se diría, con un alto grado de posibilidad, que fue la última gran novela de vanguardia o experimentalista de la literatura moderna. No es que después nadie escribió novelas experimentales o “vanguardistas” (bastan los ejemplos locales de El fiord de Osvaldo Lamborghini, El amhor, los Orsini y la muerte de Néstor Sánchez o Lata peinada de Ricardo Zelarayán), pero el segundo libro de Burroughs – el primero fue Yonqui, en 1953 – establece ese procedimiento de borrar los límites entre poesía y novela (o narrativa) que de algún modo define el rasgo principal de las vanguardias literarias en las formas novelísticas. Desde un punto de vista no canónico, Naked Lunch representa para la novela lo que la exhibición Brillo Box de Andy Warhol en 1964, en la Galería Stable de Manhattan, para el arte: es decir, que una obra artística puede asemejarse a productos de supermercado o a un delirio lúcido del signo. Con excepción quizá de Joyce, la renovación estética de las primeras décadas del siglo XX tardó bastante en llegar a los novelistas y se desarrolló más en las artes visuales y la poesía (los concretistas brasileños de los ’50, sin ir más lejos), hasta Burroughs. Con él las técnicas poéticas y del arte de vanguardia se trasladan, a través de un universo ficcional satírico y pesadillesco, al campo de la novela y con un efecto poco menos que devastador.

La aventura que Burroughs comienza con Almuerzo desnudo título, como se sabe, puesto por Kerouac) se continúa en La máquina blanda (1961), El ticket que explotó (1962) y Nova Express (1964) y principalmente, unos años después, en Ciudades de la noche roja (1981), El lugar de los caminos muertos (1984) y Tierras del occidente (1987), trilogía a la que se considera su obra de madurez y en la cual se han dosificado el cut-up method ( “método del recorte”) y el fol-in method ( “método del doblaje”) que aplicó hasta el vértigo en sus primeros libros. En estas técnicas similares a la del collage (ya usado por T.S. Eliot en La tierra baldía), que consisten en cortar y mezclar al azar textos propios y ajenos, Gilles Deleuze vio una de las potencialidades de una nueva experiencia finita-ilimitada del mundo y de esa “lengua extranjera en la lengua” que irrumpía en la literatura moderna a través de los meandros de Mallarmé, las respiraciones de Artaud, las agramaticalidades de E.E. Cummings, las proliferaciones de Roussel. También Deleuze (junto con Guattari) ha fijado esa interpretación tantas veces repetida de Almuerzo desnudo como la novela que denuncia, a partir de la lucha de los drogadictos contra un orden médico-policial, la sociedad del Control Total. Al margen de eso, quizá lo más revelador de la novela de Burroughs no es tanto el desciframiento los mecanismos de poder de las sociedades modernas (también otros novelistas lo han hecho), ni el modo de hacerlo, sino el significado mismo del cut-up como método de tratamiento del lenguaje.

Aparte de la adicción de Burroughs a la heroína y del anarquismo beatking que circula en Almuerzo desnudo, quizá Ensayo de ficción. La revolución electrónica (1970), un texto que presagia la temática ciberpunk y algunas otras, ofrece algunas pistas sobre la composición caótica de la novela. En este escrito “patafísico” (la patafísica, inventada por Alfred Jarry, es la ciencia de las soluciones imaginarias), Burroughs argumenta que el lenguaje es un virus que infectó a los homínidos del pre-paleolítico y se reprodujo, hasta nuestra época, según un comportamiento viral que ataca partes del organismo que se han debilitado. El sistema viral del lenguaje se reproduciría como una réplica de sí mismo en los procesos lógicos, la gramática y la sintaxis, las retóricas, los sintagmas. En tanto el cuerpo ha sido infectado por este virus que vino del espacio exterior, según Burroughs, ha quedado privado de lenguaje propio y sometido a ese poder que se expande por contagio, a menos que revierta esa situación atávica. Las técnicas del cut-up y el fol-in, jamás abandonadas del todo por Burroughs, sería la solución “patafísica” a esas determinaciones del lenguaje que, como un virus, se reproducen sin cesar igual a sí mismas en el tejido de la comunicación humana y el orden del mundo. El efecto de “verdad” de esta idea no deja de ser incierto, aunque funciona a la perfección como el trasfondo de una poética experimentalista cuya tarea ha sido la de fracturar el lenguaje y combinar sus trozos para que digan lo no dicho.

La versión cinematográfica de David Cronenberg de Naked Lunch, filmada en 1991, aunque recurre al collage, no se propuso llevar al cine a la novela por motivos comerciales y técnicos y más bien toma elementos de la biografía de Burroughs (la muerte de su esposa Joan Vollmer ocasionada por él mismo de modo accidental en 1951, su relación con Allen Ginsberg y Kerouac, su exilio en Tánger, la homosexualidad y la adicción a las drogas), y los combina con algunas partes de Almuerzo desnudo, Exterminador (1973) y Yonqui. Si bien Burroughs incursionó en la fotografía y el video, en el collage visual y la pintura, en la música (entre otros, apareció en discos de Laurie Anderson y Kurt Cobian) y en el cine como actor, Almuerzo desnudo (y cualquiera de sus obras literarias) es pura literatura en el extremo límite de la modernidad, un intransferible experimento con la novela y el lenguaje.

Publicado en el suplemento de cultura del diario Perfil el 17 de mayo de 2009, con el título "Medio siglo de mito".

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