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Otra historia de la locura

El orden psiquiátrico. La edad de oro del alienismo. Autor: Robert Castel. Género: ensayo. Editorial: Nueva visión

RUBÉN H. RÍOS

En el surco abierto por Historia de la locura en la época clásica (1964), de Michel Foucault, pero de fundamentos materialistas, la investigación extensamente documentada del sociólogo Robert Castel acerca de los orígenes de la psiquiatría en las sociedades modernas, aunque circunscripta al siglo XVIII y XIX francés, analiza la condición política y social del paradigma médico del alienismo y de la institución que funda: el manicomio. En términos de relaciones de poder, la medicina mental se constituye entonces a instancias de la Revolución Francesa o de la nueva sociedad contractualista burguesa, a partir de las ideas de Pinel (uno de los grandes nombres de la historia de la psiquiatría), y se presenta en este trabajo como una ciencia “política”, la primera medicina social orientada a la administración y normalización de sujetos en franca ruptura con la racionalidad del intercambio, el contrato y la moral. La medicalización de la locura y el encierro en prisiones-hospitales, ya esbozada durante el Antiguo Régimen, durante el proceso revolucionario se sistematiza mediante el ascenso del médico alienista como solución técnica al problema jurídico-político de la irracionalidad y la irresponsabilidad del loco. Esta relación de tutela impuesta por el orden psiquiátrico, corporizado en el asilo para alienados, se consuma y tiene su límite en la ley de 1838 que establece el carácter de “menor de edad” del enfermo mental y da autoridad a la intervención de la familia en un complejo legal, administrativo y médico.

Según Castel, la estructura teórico-práctica del alienismo se compone de cinco elementos: la sintomatología (las nosografías descriptivas inventadas por Pinel), el desorden y la anomia social como agentes de la locura, la preponderancia de las causas morales que vincula las anteriores, el tratamiento moral consiguiente y el asilo como medio terapéutico que aísla al loco de la influencia patógena de la familia y la sociedad. Los actos involuntarios sin delirio manifiesto, que la clasificación nosográfica pineliana no preveía, son incluidas en el sistema hacia 1837 por Esquirol (el primer “especialista” en alienados y colaborador de Pinel en el manicomio de la Salpêtrière desde el año VIII de la Revolución) con la noción de “monomanía” (delirio localizado sin pérdida de la razón), la cual hacia 1853 comienza a cuestionarse y desaparece por completo después de 1861 cuando la teoría biologista de la degeneración creada por Morel se apropia de la medicina psiquiátrica. De todas maneras, el tratamiento moral se conserva en la terapéutica de los nuevos alienistas y el manicomio, como prolongación del “hospital” totalitario del Antiguo Régimen aplicado a los locos, se afirma en su calidad de tecnología de medicalización administrativo-policial, tanto en lo público como en lo privado. La “edad de oro” del alienismo, en definitiva, que tiene su mejor momento quizá en el régimen napoleónico y la Monarquía, llega hasta la etiología organicista de Morel y su principal epígono, Magnan, cuya incidencia predomina en la psiquiatría por lo menos hasta el surgimiento de la antipsiquiatría en la mitad del siglo XX.

En todo caso, el tratamiento moral representa para Castel el factor de continuidad entre la normalización del loco que (en esa época de optimismo pedagógico de las Luces) que persigue el alienismo y el psicoanálisis. El pasaje se daría desde el paternalismo psiquiátrico, filantrópico y liberal en sus comienzos (también cristiano), hasta la violencia simbólica en la interpretación del analista que, por igual, quiere normalizar al paciente. Sin embargo, la terapia psicoanalítica habría logrado, de acuerdo a Castel, algo impensable para los alienistas: un contrato voluntario de tutela entre el paciente y el médico, con lo que la sociedad contractualista sellaría una de sus fisuras. La medicina mental, por esto, no sólo supone una práctica “política” de sumisión de las masas a la sociedad burguesa sino también una operación de clase con fines de normalización de sujetos inadaptados. El fracaso del alienismo, limitado en su proyecto asilar de medicalización general pública por la ley de 1838 y desplazado luego por el organicismo, produciría la separación entre psiquiatría y neurología, pero también el psicoanálisis como reacción a la etiología biologista.

Ese tránsito en el tratamiento moral de la psiquiatría alienista al de la clínica psicoanalítica relata, en la epistemología materialista-foucaultiana de Castel, el tránsito de las viejas sociedades disciplinarias a las actuales de control. Las tecnologías diferirían precisamente en las relaciones de tutela respecto de la enfermedad mental, por otro lado indiscernible por fuera de los dispositivos que la hacen emerger.

Publicado en el suplemento de cultura del diario Perfil el 28 de junio de 2009, con el título "Moral, crítica y locura".

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