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Sobre el don y el contra-don

  • riosrubenh
  • 8 ago 2017
  • 3 Min. de lectura

Ensayo sobre el don. Autor: Marcel Mauss. Género: ensayo. Editorial: Katz Editores.

RUBÉN H. RÍOS

Reedición y nueva traducción al castellano (la última, al parecer, de 1972) de uno de los estudios más sugerentes del siglo XX acerca de las sociedades arcaicas, y cuya principal característica es reunir de un solo golpe etnología, sociología, arqueología, filosofía, historia, economía, antropología, derecho, psicología y estética en un entramado denso, plagado de bifurcaciones e inevitablemente problemático. Este texto de Marcel Mauss (1872-1950), filósofo y sociólogo de las religiones a instancias Durkheim, tío suyo, se publica en una revista especializada en 1925 y desde 1933, cuando Bataille lo rescata del anonimato, paulatinamente se desliza en un espiral de influencias que involucra desde Lévi-Strauss a Polanyi, desde Gernet a Benveniste, de Merleau-Ponty a Bordieu, de Derrida a Baudrillard, por nombrar a los más conocidos. La gloria de Mauss tiene su fundamento, en definitiva, en este ensayo puntilloso e hipertrofiado de notas al pie, de interrogaciones sin respuesta y notables hallazgos, que gira en torno de un astro conceptual tan brillante como enceguecedor: el concepto de don y contra-don, valga decir, el potlatch. Este, para todo un segmento del pensamiento contemporáneo y de las ciencias humanas, ha sido la llave de entrada a un vasto campo de ejercicio crítico sobre las bases de la modernidad y, en algunos casos, de extremo radicalismo.

En pocas palabras, la tesis de Mauss es la siguiente: la forma más arcaica y más difundida (sobre todo en las culturas del Pacífico, Oceanía y América del Norte pero también en los esquimales, pigmeos y pueblos indoeuropeos) de intercambio de bienes, riquezas y productos diversos (una “economía”) no es la del trueque o el comercio sino un sistema obligatorio de “prestaciones”, de regalos o donaciones que se realizan entre clanes o familias a condición de devolver ese don lo antes posible y bajo la amenaza de pérdida del honor o de guerra en caso de no efectuar el contradon, la “contraprestación”. El potlatch, voz de los indios chinook que significa “alimentar” o “consumir”, practicado por las tribus del noroeste de América del Norte, designa la modalidad agonística de la circulación del don y el contradon y en la cual los grupos rivalizan entre sí para alcanzar la superioridad en el intercambio respecto del antagonista. Todo esto supone un “derecho” y un “contrato”, afirma Mauss, de los que no están exentos los matrimonios (descubrimiento de Malinowski) y otras relaciones entre los individuos, que prescribe a las comunidades involucradas tres obligaciones básicas: obligación de dar, de recibir y de devolver. También, en ciertas prácticas dominadas por el antagonismo, se puede llegar a la destrucción de riquezas y bienes para vencer al rival.

Lo decisivo en el sistema del don y el contra-don es que no sólo se intercambian objetos útiles o suntuosos sino literalmente todo: muebles, inmuebles, monedas, ferias, mercados, trabajo, servicios, banquetes, fiestas, ritos, armas, animales, cortesías, mujeres, niños, danzas, adornos, rangos, bromas, injurias, oficios sacerdotales, talismanes, objetos sagrados. Las tribus de las Montañas Rocosas y de la costa oeste, de esta manera pasan el invierno en una fiesta perpetua. Entre los maorí, de la Polinesia, lo que obliga a devolver el regalo es que la cosa recibida tiene ciertas propiedades mágicas y de algún modo no deja de pertenecerle al donante (ha donado parte de él, de su tierra) o al bosque de donde proviene. En las islas Fidji, donde se practica el potlatch, existe una época del año en que está prohibido negarle nada a nadie. La “lucha de riquezas” se lleva a cabo por medio de potlatch en todas las direcciones que responden a otros potlatch en todas las direcciones: es un “dar y recibir” permanente. El fin de la destrucción sacrificial a los dioses también supone el contra-don de estos. En general, negarse a dar o a recibir significa declarar la guerra ya que el donatario tiene una especie de derecho de propiedad sobre lo que le pertenece al donante. En el fondo, se trata de una alianza jurídica, moral, simbólica y chamánica donde se mezcla todo: cosas, personas, valores, contratos, dioses, espíritus. Del intercambio-don, según Mauss, desarrollado por sociedades que aún no habían llegado al contrato individual y a la noción de precio y venta, derivan las economías contemporáneas y gran parte de nuestra moral no sujeta a los intereses económicos. Más aún: constituye el estrato más profundo del homo economicus.

Publicado en el suplemento cultural del Diario Perfil el 4 de abril de 2010, con el título "La obligación de dar, recibir y devolver".

 
 
 

1件のコメント


Fernando Quezadas
Fernando Quezadas
2022年10月30日

Muy buen texto, gracias por compartirlo.

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