El Baudelaire parisino de Walter Benjamin
El París de Baudelaire. Autor: Walter Benjamin. Género: ensayo. Editorial: Eterna Cadencia.
RUBÉN H. RIOS
Difícilmente en la historia de la crítica filosófico-literaria, por decir así, se pueda encontrar dos imágenes canónicas de Charles Baudelaire, y de la poesía baudelairiana, tan opuestas y complementarias (o tan distantes y próximas) como las del Baudelaire (1947) de Jean-Paul Sartre y los escritos de Walter Benjamin en los años ’30, ahora publicados en una nueva edición en castellano. Como sea, mientras la interpretación sartreana se congrega en una fenomenología de la conciencia ante los dilemas existenciales de la libertad, el método de Benjamin es radicalmente otro y no hay modo de reconciliarlos sino forzando la identidad en el materialismo histórico. En primer término, porque el Baudelaire benjaminiano se resume menos en un devenir psíquico que en una sensibilidad poética devenida en el seno de la gran ciudad del capitalismo del siglo XIX: París. De ahí que ésta envuelve el análisis estético y su objeto (con preeminencia quizá de Las flores del mal) como su condición de posibilidad, como el capullo de fantasmagorías y ensoñaciones del mundo de las mercancías y de la vida urbana en la modernidad.
De ahí también que el libro que Benjamin proyectaba sobre Baudelaire (informa Rolf Tiedemann en el prefacio a esta nueva edición) llevaba por título Charles Baudelaire. Un poeta lírico en la era del auge del capitalismo. Y más todavía: la idea se desgaja del Libro de los pasajes, el ambicioso y vasto monumento benjaminiano sobre París que quedó finalmente inconcluso. Por igual, los escritos acerca de Baudelaire no llegaron nunca a componer un volumen orgánico y terminado ya que sólo se limitaron a dos ensayos – “El París del Segundo Imperio en Baudelaire” (1938) y “Sobre algunos temas en Baudelaire” (1939), el cual revisa una parte del primero – y diversas anotaciones y textos fragmentarios del legado de Benjamin en el llamado legajo “J”. De estos, la nueva edición local (y se debería recordar, por la buena tarea, a la traductora: Mariana Dimópulos), cuya base es el Charles Baudelaire publicado por la editorial Suhrkamp de Frankfurt en 1974, incluye “Zentralpark” – una recopilación de fragmentos sin fechar – y, por otro lado, también “París, capital del siglo XIX” (1935), quizá la pieza benjaminiana más divulgada y la única que se considera concluida del extenso laberinto de manuscritos y borradores del Libro de los pasajes. Ausente de la edición de Suhrkamp, su inclusión se debe a que una de las secciones se refiere a Baudelaire, el poeta – según Benjamin – que convierte por primera vez a París en tema de poesía lírica.
Al parecer, hacia el otoño de 1938, el proyecto del libro sobre Baudelaire constaba de tres partes: “Baudelaire como alegórico” (planteo del problema), “El París del Segundo Imperio en Baudelaire” (fundamentos metodológicos) y “La mercancía como tema de la poesía” (la resolución). Este plan fue modificado por Benjamin varias veces a partir de la dura crítica realizada por Theodor W. Adorno a la segunda parte y que dio origen a “Sobre algunos temas en Baudelaire”, publicado en 1940 en la revista del Instituto de Investigación Social o Escuela de Frankfurt (en consecuencia, posiblemente conocido por Sartre) y elogiado por Adorno hasta la desmesura. Es cierto que este trabajo de Benjamin se acerca magistralmente a una sociología materialista del arte en conformidad con ciertos parámetros de traslucidez expositiva y con la estética neo-marxista de Adorno, ya probada en “Sobre el carácter fetichista de la música y la regresión de la escucha” (1938), pero aislarlo del resto del sistema benjaminiano dispuesto en torno a Baudelaire (por más extraordinario que sea o le parezca al fino oído adorniano) resiente por demás el raro fulgor que se adjudica a su poesía (ese “astro sin atmósfera”) en el París del siglo XIX. Dicho con otras palabras: no existe la obra poética de Baudelaire sin los trastornos de la experiencia ante el apogeo parisino de la mercancía.
Los ilimitados fragmentos de “Zentralpark” – en su mayoría extraídos del legajo “J” –, y justamente por su insularidad fragmentaria, muestran que los principales temas baudelerianos (la prostituta, por empezar) están de una u otra manera en correlato con la ciudad de París. En el parágrafo 23 de esta sección, por ejemplo, Benjamin dice que en Las flores del mal (cuyo título alternativo era Las lesbianas) no hay ningún intento de descripción de París sino sucede algo distinto: Baudelaire habla al bramido de París como si hablara a un oleaje y se mezcla con ese bramido, hasta adquirir una sombría – y reveladora, cabría agregar – significación.
Publicado en Diario Perfil el 8 de julio de 2012 con el título "Baudelaire y el bramido de París".